articles

Raíces filosóficas de la terapia Gestalt

Artículo sobre las raíces filosóficas de la Gestalt

Raices filosóficas de la terapia Gestalt: el existencialismo teista de Martin Buber

Por Miquel Sala, Terapeuta Gestalt, miembro titular de la AETG y constelador familiar.

 

“Sin el otro, no se abre nada.
Sin el otro, no existe nada.
Sin el otro, el self no existe;
sin el otro, la expresión no existe;
sin el otro, no existe la palabra. “
– Jean-Marie Robine.

Fritz Perls en su autobiografía nos dice:

“Me había atrapado yo mismo. Debido a mi preocupación por el psicoanálisis en Frankfurt, me mantuve al margen de los existencialistas que estaban entonces ahí: Buber, Tillich, Scheler. Pero al menos me había compenetrado de una cosa: la filosofía existencial exige que uno tome la responsabilidad de su propia existencia…”(1)

El Existencialismo es una corriente filosófica que nace en el siglo XIX y se prolonga hasta la segunda mitad del siglo XX. Debido a las grandes crisis sociales del momento, con las dos guerras mundiales, las Revoluciones Rusa y China y la crisis económica de los años 30, se vive una despersonalización de la persona como un objeto social manipulable; ya que el poder manipula a la gente que solo podía centrarse en sobrevivir. El Existencialismo nace como una protesta social ante dicha despersonalización y devuelve a la persona su responsabilidad, su importancia como tal y su libertad. Es una búsqueda de la individualidad, las emociones, las acciones y la responsabilidad de cada uno como individuo único y libre.

Puede dividirse en diversas escuelas, en las que encontramos por una parte el Existencialismo Teísta que reflexiona sobre la existencia de un Dios y sobre el Espíritu. En dicha escuela encontramos a M. Buber y S. Kierkegaard entre otros. El Existencialismo Ateo, que niega lo divino, con Sartre como máximo exponente y el Existencialismo Agnóstico con A. Camus y M. Heidegger que consideran que la existencia de Dios es irrelevante para el ser humano.

Las bases ideológicas que sustentan dicha filosofía son:

· Definición de la existencia como modo de ser propio del hombre.   

· Individualismo y particularismo.
· Las cosas no existen, son.
· Utilización de la fenomenología como método.
· Existir es estar en el mundo.
· Posibilidad y elección.
· Los sentimientos desvelan nuestra existencia y nos ponen en contacto con ella.

 

El Existencialismo dio origen a todas las teorías humanistas, por lo tanto, la Terapia Gestalt se basó en dicha filosofía. Leyendo literatura gestáltica vemos que tanto Laura Perls como Paul Goodman y el mismo Fritz Perls, muestran la influencia de dicha filosofía como base para el desarrollo de la Terapia Gestalt.

Como ya he mencionado anteriormente dentro del Existencialismo teísta encontramos como uno de los máximos exponentes a Martin Buber, teólogo y filósofo.

Nace en Viena el 8 de febrero de 1879 y muere en Jerusalén el 13 de junio de 1965. Durante toda su vida no deja de escribir y plantearnos una filosofía que da fuerza a los valores fundamentales de la vida humana. Buber nos habla de la relación del individuo con su entorno (personas y cosas). Nos dice que el “Yo” se hace real en relación con el mundo.

En 1923 sale a la luz su obra “Yo-Tú”, en la que defiende las “protopalabras” o palabras primordiales o básicas (Yo-Tú y Yo-Ello) y de las cuales se establecen diferentes tipos y calidades de relación.

 

“Las palabras básicas se pronuncian desde el ser. Cuando se dice Tú se dice Yo del par de palabras Yo-Tú. Cuando se dice Ello se dice el Yo del par de palabras Yo-Ello. La palabra básica Yo-Tu solo puede ser dicha con el ser. La palabra básica Yo-Ello nunca puede ser dicha con todo el ser.”(2)

En la relación Yo-Ello encontramos una relación objetiva y unilateral que separa el sujeto del objeto, con lo cual el otro no me afecta. Aquí encontraríamos el pensamiento científico: yo teorizo, hipotetizo, etiqueto, etc. al otro. Veo solo una parte del otro (ya sea su color de cabello, ya sea que me interesa su dinero…). Es un tipo de relación vertical: el otro es usado como un medio y no como un fin en sí mismo y, como resultado, es cosificado. Llevándolo a palabras de Buber:

“.. el que dice Yo-Ello, se sitúa ante las cosas, no frente a ellas para el torrente de la acción recíproca; …”(3) 

En dicha relación el otro es tratado como objeto, no como persona. Aquí tanto el Yo como el Ello son objetos de la relación, de la necesidad personal, no de la situación. No vemos al otro como una totalidad sino que lo definimos, lo etiquetamos, lo analizamos, cosa que nos impide vivirloEs un tipo de relación donde cosifico al otro para un fin.

En diferencia, en la relación Yo-Tú hay una relación subjetiva, donde dos personas coexisten e interactúan. Para entender el término Yo-Tú, Buber se basa en la relación dialogal y nos habla de la presencia. El otro deja de ser un Ello cuando entramos en relación dialogal, en un encuentro, donde no nos situamos ni en el Yo, ni en el Tú, sino en el entre (que en la Gestalt conocemos como frontera del contacto) que es donde hay el encuentro entre ambos.

 En el modo Yo-Tú, o dialogal, no se trata a nadie como un medio para un fin, sino que él o ella son un fin en sí mismos. Tratar de hacer al paciente diferente es una manipulación y esto supone actuar en un modo Yo-Esto”(4)

Buber entiende como presencia un estar sin juicios, un vivir la relación desde una posición neutral dejándose impactar por lo que hay. Sería lo que en la Terapia Gestalt llamamos relación horizontal cliente/terapeuta. Desde la relación Yo-Tú, veo al otro en su totalidad y con todo su potencial. De esta manera, en el contexto terapéutico es imposible que el cliente aprenda algo nuevo (se impacte, crezca) sin que al terapeuta le suceda lo mismo. Los dos crecen a la vez y son impactados el uno por el otro. En el proceso de contacto dentro de la Gestalt, tanto cliente como terapeuta, crecen en la relación Yo-Tú. Es donde encontramos el arte de la terapia en todo su potencial.

Una relación es algo que ocurre, no es una cosa fija. Es un proceso que ocurre entre dos personas. Estas deben conectarse y reconocerse entre sí, manteniendo al mismo tiempo sus identidades separadas, y co-creando un espacio mutuo.

La relación dialogal nos pone en presencia del otro, con lo que hay, y nos da paso a un verdadero encuentro integrador. El encuentro es cuando dos “Yo” entran en relación simultánea. Por lo tanto, es un tipo de contacto donde cada persona es impactada por la otra, estando las dos personas en presencia. Es un encuentro existencial entre dos “Yo” y dos “Tú”.

En la relación dialogal encontramos cinco características del contacto terapéutico:

  1. Inclusión.

El terapeuta acepta la experiencia fenomenológica del paciente, entra respetuosamente a su mundo fenomenológico, lo vivencia y acepta tal como es”.(5)

Buber dentro de la relación Yo-Tú, nos habla de vivir en el polo del otro, es decir, vivir el mundo del cliente a fin de reunir información sobre él, dejando de lado todas nuestras creencias y perspectivas de vida. Vivimos al cliente sin juicio, no lo analizamos o interpretamos (epoché fenomenológica). Es una actitud totalmente tolerante ante el cliente. Cliente y terapeuta están en distintos roles y en un mismo nivel.

Es el proceso de extender el darse cuenta de cada uno para, así, poder incluir la experiencia del otro. Va mucho más lejos que la empatía, es un vivir al otro hasta en nuestro cuerpo, para poder llegar a vivenciar el sentir y el sentido del cliente.

  1. Presencia.

“El terapeuta muestra su verdadero sí mismo”(6)

Es una actitud de honestidad ante el cliente. El terapeuta no solo permite al cliente ser como es, sino que él mismo se da este permiso: muestra sus dudas, expresa sus limitaciones, se enfada, se aburre… se muestra sin aparentar.

Un terapeuta confirma al cliente. Confirmar significa aceptar no solo lo que el cliente se da cuenta, sino también los aspectos que aliena y niega de él. Para esto necesitamos la inclusión. El trabajo con polaridades nos puede ayudar a que el cliente se complete a sí mismo. La integración no deja de ser una visión holística del cliente.

Si terapéuticamente agregamos a la presencia la inclusión, nos encontramos ante una situación donde como terapeutas/personas somos afectados por el cliente (inclusión) y el cliente/persona es afectado por nosotros (presencia).

  1. Compromiso con el diálogo.

“El terapeuta dialogal está verdaderamente comprometido con el dialogo; permite que lo que está “entre” tome el control”(7)

Compromiso con el diálogo significa vivir terapéuticamente una relación donde la base es la vivencia del momento, tanto por parte del cliente como del terapeuta.

En la relación terapéutica nos encontramos dos personas con vivencias y necesidades personales distintas, que contactan y se permiten sus diferencias. El compromiso con el diálogo va mucho más lejos que esto, ya que se debe permitir que el resultado de dicho contacto sea determinado por “el entre” (frontera del contacto y campo) y no controlado por ninguna de las dos partes.

Tanto el diálogo como el darse cuenta son procesos abiertos centrado en el presente.

  1. No explotación.

“La terapia gestáltica es una relación persona-a-persona no explotadora ni manipuladora, en la cual el terapeuta considera a cada persona como un fin en si misma. Aunque en terapia la reciprocidad no es completa y hay una diferenciación de tarea/rol, no existe una jerarquía estipulada o impulsada por el terapeuta, es decir, la relación es horizontal”(8)

Podemos distinguir al menos cuatro formas de explotación:

  • Una persona tratada como un medio para un fin.
  • Desigualdad en el lenguaje (verticalidad).
  • El terapeuta no realiza bien su trabajo.
  • No tener en cuenta el límite contextual apropiado.
  1. Vivir la relación.

“Contactar es relacionarse con lo inmediato y con la vida”(9)

Contactar en vivir, más que analizar lo que es la vida. Es tener una experiencia con el cliente en el presente.

Bibliografía:

  • Buber, M., (2017). Yo y Tú. Barcelona: Herder.
  • Perls, F., (2006). Dentro y fuera del tarro de la basura. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
  • Yontef, G., (1995, 2009). Proceso y dialogo en Psicoterapia gestáltica. Santiago de Chile: Cuatro vientos.
[1]Perls, F. 1975, p 61.
[2] Buber, M., 2017, P.11/12.
[3] Buber, M., 2017, p. 41.
[4] Yontef, G.  2009, p 258
[5]Yontef, G. 1995, p 207
[6] Yontef, G. 2009, p 208
[7] Yontef, G. 2009, p 208
[8] Yontef, G. 2009, p 211
[9] Yontef, G. 2009, p 220

Por Miquel Sala, Terapeuta Gestalt, miembro titular de la AETG y constelador familiar